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KOLDO ECHEBARRIA DIRECTOR GENERAL DE ESADE

"Queremos alumnos con afán de impacto social"

Koldo Echebarría, director general de ESADE JMCadenasEXPANSION

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El nuevo director de Esade asegura que la relación profunda de la escuela con las empresas y la posibilidad de adquirir nuevas capacidades profesionales son argumentos que hacen útil y diferencial una formación que busca profesionales con impacto en la sociedad.

En el trending topic de las palabras más usadas estos días en nuestra vida cotidiana figuran "tesis" y "máster". Y no es porque España cuente con un póker de escuelas de negocios en los primeros puestos mundiales de las clasificaciones de excelencia, sino más bien por la mala práctica de algunas instituciones, y cómo ciertos alumnos famosos o supuestamente relevantes aprovechan el río revuelto de determinadas escuelas y universidades para su particular ganancia de pescadores.

Koldo Echebarria (Bilbao,1961) no es nuevo en el mundo académico y empresarial que se mueve alrededor de las escuelas de negocio, pero le ha tocado estrenarse en la dirección general de Esade -una de las escuelas españolas que campean en los ránking- con este ruido de fondo.

Inevitablemente, toca preguntarle si realmente es útil hoy estudiar un máster para progresar en la propia carrera, conseguir un mejor empleo o ganar más. Para este doctor en Derecho y diploma en Estudios Europeos por la Universidad de Deusto, que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), "hacer un máster sí resulta útil, y eso se puede contrastar a través de los rankings, que ofrecen información sobre la experiencia educativa de los estudiantes, de los empleadores y también sobre movilidad laboral o incrementos salariales".

Explica que "el entorno global se ha hecho cada vez más competitivo. Estamos sujetos a rankings, y hemos de captar cada vez más alumnos extranjeros. Miramos a todo el mundo para que elija nuestros programas, y eso hace que tengamos que esforzarnos para atraer ese tipo de estudiantes. El 50% de los alumnos de Esade es de fuera de España y se potencian además las alianzas internacionales". Recuerda asimismo que Asia ha sido el mercado que más ha crecido este año, sin olvidar la pujanza del continente africano.

Nuevas capacidades

A esa experiencia internacional añade las ventajas que proporciona el networking de los antiguos alumnos y, sobre todo, la posibilidad de adquirir nuevas capacidades profesionales, lo que se conoce como habilidades blandas. Asegura que "este es el cambio en la que estamos poniendo más énfasis, y que puede verse muy favorecido por la transformación digital de la educación. A través de la tecnología podemos hacer más eficiente la transmisión de conocimientos que antes requerían más tiempo y que ocupaban una parte importante del currículo y de las horas lectivas. Una buena parte se puede transferir hoy a formatos digitales que reduzcan esrelación con los profesores y que permitan otro tipo de interacción. Es posible realizar programas online, pero nosotros apostamos por programas híbridos, con una dimensión online que reemplace las clases que sólo transmiten contenidos. Se trata de ayudar al aprendizaje de fast skills o conocimientos que tienen plazo de vigencia y son reemplazables. Hay que incorporar mecanismos de interacción que ayuden a pensar o a aprender, que ubiquen a las personas en un sentido más amplio de lo que hacen y que generen este tipo de habilidades".

Esto tiene implicaciones en la forma de organizar el espacio de las escuelas, y también en otra cuestión polémica, como es la necesidad de acudir o no a clase en un máster. Echebarria opina que "si la pedagogía establecida es asistencial, hay que realizar controles de asistencia rigurosos, aunque se debe repensar todo eso, siendo muy crítico sobre qué formatos añaden valor. Es imposible aprender aburriéndose, y resulta esencial que el tiempo presencial sea productivo".

El director general añade que "una escuela como Esade es algo más que un proyecto de transmisión de conocimiento. Lo lógico es que tengamos un impacto en el crecimiento de la personalidad y en el proyecto de vida de la gente. Podemos contrastar requisitos de conocimiento, de inteligencia, de trayectoria... pero en todos los casos queremos contribuir al desarrollo de la personalidad, al impacto social y del trabajo de una persona en el mundo. Ahí es donde debe estar el foco, más allá de la competencia profesional y de otros aspectos que todas las escuelas sabemos cómo producir".

El mundo real de la empresa

No es el nombre, la influencia o el dinero de los alumnos lo que avala a una escuela de prestigio. Muy al contrario, una institución puntera hace brillar a sus alumnos. ¿Cómo lo consiguen las escuelas que ocupan las primeras posiciones en los rankings? Echebarria apunta entre otros factores a la relación directa y eficaz con el mundo real de la empresa: "Esta es una gran fortaleza del sistema de management en España, y las empresas han contribuido a que eso sea posible. Son necesarias las relaciones profundas con las compañías, y estar en contacto con esa realidad es la clave de que sigamos compitiendo".

Las principales escuelas del mundo tienen a gala la eficacia de sus filtros para admitir a los alumnos verdaderamente capaces, y en ese sentido Echebarria presume de sus "procesos de selección" eficientes. Pero también destaca la importancia del fundraising para hacer mucho más equitativo el acceso a Esade:"Hablamos del toque Esade, que es la manera de expresar que queremos profesionales competentes, con espíritu emprendedor y con un afán de impacto social. Tenemos que medirnos mucho más a través de esto que de cualquier otro objetivo".

Echebarria, que ha sido profesor visitante de la Universidad de Georgetown, del Colegio de Europa en Brujas y de la Universidad de Chile, considera además que las escuelas de negocio "deben acomodarse a todo aquello que las empresas perciben como necesario. Y ahí lo que tenemos que hacer es presentar experiencias. A medio plazo nos gustaría tener programas conjuntos con facultades tecnológicas. Hay sinergias entre escuelas de management y escuelas de tecnología, y mucho valor en la intersección entre ambas".

Esta adaptación a la realidad de las empresas también implica atender al mundo de los emprendedores. La cuestión es cómo captar la mentalidad start up frente a la cultura de las empresas tradicionales. Echebarria cree que "en el pasado, el management ha abusado del afán de estandarización, de eso que llamamos las buenas prácticas o los modelos de management ideales. Las fórmulas de management son absolutamente contingentes y la prueba está en el éxito y en el funcionamiento económico. Hay que cuestionarse constantemente lo que enseñamos como algo valioso. El management ha tenido mucha falta de rigor empírico a la hora de validar sus conclusiones. Hemos enseñado las cosas que parecía que funcionaban, pero con poco rigor empírico. Esto está cambiando y cada vez hay más análisis empíricos con pruebas rigurosas que examinan la caja negra de las organizaciones que nos dicen que hay muchos modelos distintos que funcionan y que depende del sector, del país, o de la tecnología".